miércoles, 4 de junio de 2008

Giordano Bruno (1548-1600)


"Respecto a las sombras ideales (en el caso de que sean verdaderamente ideales), puesto que todas se refieren al intelecto y al sentido interior purificado, no hay sombra que no sirva óptimamente de guía si se hace de ella un medio para un ascenso en lugar de dormirse bajo de ella misma." (De Umbris)

3 comentarios:

Te lo dice Kaspar: dijo...

Sí.
El que se guía por ella
duerme, plácido, bajo los rayos del sol.

Saludos, Magnus Valor.

Magnus Valor dijo...

Creo que lo has comprendido perfectamente, Kaspar.

Saludos, Mr. Hauser.

Ardent Etoile dijo...

Este texto no es mio pero me parecio una buena reflexión y lo aporto.

Los "estrechos límites de esta sombra" no son, ni más ni menos, que la identificación con una "realidad externa", con el mundo "físico" y, con el ámbito de las conductas y las manifestaciones aprehensibles en términos de coordenadas espaciales y temporales, es decir: el materialismo. En este mismo sentido aquél otro gran neoplatónico que fue Giordano Bruno escribió en su De Magia que "el alma … no está encerrada en el cuerpo, esto es, no está circunscrita por el cuerpo, sino delimitada solamente a fin de poder desplegar según el cuerpo y en el cuerpo los actos segundos... que, como efectos, vestigios y sombras, de ella proceden" (4). Y en su sugestivo De Umbri Idearum (Sobre la sombras de las ideas) afirmó que "no dormirás si de la observación de las sombras físicas procedes a una consideración proporcional de las sombras ideales" (5). En un tiempo como el nuestro, dominado por el materialismo, en el que los fenómenos psíquicos tienden a explicarse en términos de soma -cerebro, terminales nerviosas, etc.- y de physis -biología, química- (6) o de polis -sociología: familia, educación, género, cultura, economía, política, etc.- resulta saludable volverse a la visión neoplatónica que, ya desde sus orígenes con Plotino, coloca al alma como punto de partida de todas sus reflexiones y en el centro mismo de la "realidad":